Un día como hoy, hace 65 años, los
administradores de líneas férreas que poblaban nuestra tierra se despedían de
sus empleados, en efecto, los Ferrocarriles pasaban a formar parte del Estado
Argentino. Algunos titularon el hecho como “la compra de fierros viejos” o como
“el progreso en materia ferroviaria”, según la óptica de cada quien. En honor
de ese suceso es que hoy celebramos, en forma muy desapercibida, el “Día del
Ferroviario”.
Pucha que bronca me da, reza el
estribillo de un tango de Rivero y Battistella que me viene muy útil en este
momento para describir lo que siento. Y eso a razón de que hoy, de no ser por
la tragedia de Once el tema estaría muy lejos del hablar popular. Si tan sólo supiéramos,
como sociedad, lo que tuvimos al alcance de la mano y no tenemos. Nos
despojaron poco a poco de un medio de transporte, pero no de cualquiera, sino
del más seguro y económico. El que brindaba servicio a la familia humilde que viajaba
en la clase turista, el que tenía coches de lujo y servicios expreso para
quienes podían costearlo, el que te permitía llevar tu auto y no tener que
manejar 1500kms hasta llegar a tu destino.
¿Y que recibimos a cambio? Por
que han dilapidado al ferrocarril en un supuesto de favorecer a su principal
competencia, que es el transporte automotor, algo debiéramos recibir. La
inversión en infraestructura, es decir, en rutas, caminos y autopistas ha sido prácticamente nula. Entonces nos encontramos sin trenes, de la mano de rutas
angostas y en malas condiciones en la mayoría de los casos. ¿Cómo es que
permitimos esta situación? No lo se, y esa es mi bronca.
Impotencia y decepción son otros
adjetivos que también se suman, al ver la desidia que acecha a nuestros rieles.
Intencionalidad por momentos, falta de capacidad por otros, falta de interés y
falta de compromiso han conspirado magníficamente en contra de nuestros
ferrocarriles y el resultado está hoy a la vista de todo el que desee
interesarse.
A quienes aún honran su profesión
y hacen todo lo que está a su alcance por mantener nuestro ferrocarril andando,
que no es poco, les deseo un “Feliz Día del Ferroviario”, pero con mucha desazón,
me quedo lamentando cuan en deuda con ellos hemos quedado.
Guillermo A. Ruso.-
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